Memorias recogidas en Asturias
Entre octubre de 2022 y mayo de 2023 se organizaron los nueve talleres de (a)bordando el territorio que, coordinados desde La Ponte Ecomuséu, constituyen una de las bases de trabajo de este proyecto. Con la participación de unas veinte mujeres en total (más en talleres concretos, y un grupo estable de cinco o seis personas), de diferentes edades, formaciones e intereses, y a través de dinámicas que facilitasen la participación de todas, se creó un espacio de investigación y reflexión sobre el papel de las mujeres en la construcción de los paisajes culturales del territorio.
Este espacio de encuentro y trabajo facilitó la recogida, transmisión y difusión de la memoria y el patrimonio inmaterial de las mujeres del medio rural en Santo Adriano.
En el primer encuentro se plantearon los temas de interés para las participantes, buscando integrarlas en el proceso de investigación participativa. A partir de ahí, para cada una de las siguientes sesiones el trabajo partió de los debates y propuestas que se fueron recogiendo en el proceso.
A través de una metodología participativa, diseñada para tener en cuenta las inquietudes del grupo de mujeres, los tiempos de los talleres y los objetivos de la investigación, se establecieron los distintos ‘recorridos’ que nos permitieron conocer y reconocer la labor de las mujeres en los procesos históricos de transformación del entorno rural. Así mismo, se señalaron los espacios de interés que se quieren recuperar a través de este proyecto.
La mirada sobre el pasado en ningún momento se planteó como estática: miramos para recordar, pero también para cuestionar un tiempo en el que las mujeres tenían un papel secundario en la sociedad, donde no eran reconocidas como iguales y su capacidad de agencia era mínima. Sin embargo, su contribución al sostenimiento de las comunidades fue esencial.
Los talleres ayudaron a repensar el lugar que ocuparon (y ocupan) las mujeres en esas sociedades rurales, y sus aportaciones a las mismas a través de sus conocimientos, esfuerzos y trabajos.
Talleres del 11 de febrero y del 27 de abril: Lavadero
Dibujamos el mapa del pueblo. Villanueva se extiende a las márgenes del río. Los barrios antiguos y los nuevos. El ayuntamiento, la iglesia, la escuelina, la tiendina de María, El Patio… Y en medio del pueblo, el lavadero, ya en desuso. Pero todas pasamos por allí, todas queremos conservarlo, darle nueva vida. Y reconocer el trabajo inmenso de cuidados que las mujeres realizaban en él. El lavado de la ropa llevaba mucho tiempo y energía. No era una tarea sencilla: dónde colocarse, cómo mover los cuerpos y las manos, fabricar el jabón, escurrir, ‘tender al verde’… Los saberes que sostienen la vida no son reconocidos. Para nosotras tienen un valor incalculable.


Taller del 4 de marzo: Mariposas
El tejido, en sentido figurado (tejer redes, alianzas, lazos de confianza) y literal, está presente a lo largo de las sesiones del taller. Hemos tejido con los dedos, hemos hecho urdimbres, telas de araña efímeras… Y de esa forma queríamos representar/representarnos el 8M. ¿Y qué imagen nos venía a la cabeza? Las mariposas, por supuesto.
Con la ayuda de Isa y su experiencia como tejedora, nos juntamos y empezamos a trabajar: lanas moradas, ganchillos, tijeras y nuestras manos. El resultado final son más de medio centenar de mariposas que, desde el 8 de marzo, vuelan empujadas por viento en el lavadero de Villanueva.


Talleres del 16 de abril y del 20 de mayo: Huertas
Los conocimientos campesinos se transmitían de generación en generación: reconocer el olor de la lluvia en el aire, el lugar adecuado para plantar un árbol, el ciclo de la luna en el que sembrar y recoger. Las mujeres se pasaban el día de una tarea a otra, y las huertas se llevaban una parte muy importante de su tiempo. No solo cultivaban los alimentos, también los preparaban y conservaban para las estaciones de escasez.
¿Quién cuida hoy las huertas? ¿Quién sabe cómo hacerlo?
Josefina nos contó; María y Lore trajeron las semillas; Gusti puso la tierra; Vero, Elena y Yoli plantaron y regaron. Así nace la huerta comunitaria ‘Salsipuedes’.

